Eduardo Barco
Eduardo Barco construye su obra desde una pregunta: ¿qué es el espacio, cuál es el mío, de qué manera se relacionan las cosas entre sí y conmigo?
Exposición online
Su pintura no busca respuestas cerradas, sino formas de habitar la duda. Desde el lienzo —su punto de partida, su territorio de origen— edifica planos, cruza límites, levanta estructuras provisionales en un territorio que siempre está “en obras”.
En su trabajo conviven el orden y el desorden, la geometría y el impulso. Hay un deseo de despojarse del relato, de liberarse del peso de la narratividad para dejar que el silencio actúe como materia. “Quiero obras que silencien el ruido”, dice, y esa voluntad se percibe en cada trazo, en cada pausa del color, en cada vacío que no es ausencia sino posibilidad.
Barco pinta como quien atraviesa un paisaje interior: se deja guiar por la luz, por la naturaleza en su estado elemental, por los materiales que hablan sin jerarquía. No distingue entre artes mayores o menores, porque para él todo acto creativo es un ejercicio de atención y presencia.
Su obra invita a mirar el espacio no como escenario, sino como experiencia; a pensar la pintura no como imagen, sino como una forma de pensamiento en construcción. En ella todo está en movimiento, en tránsito, en equilibrio inestable: un lugar donde el silencio, paradójicamente, lo dice todo.








